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  • Iván Delgado Sánchez

La madurez de Vince Gilligan



Hace ya un mes del estreno del último capítulo de Better Call Saul, el spin-off de la que es para muchos una de las mejores series de la historia, Breaking Bad. Parece increíble que, habiendo nacido para contar cómo el abogado gracioso que ayudó a Walter y Jesse se hizo un nombre (literalmente) en el mundo del derecho, no sea descabellado pensar que esta serie haya podido superar a su predecesora. Y es aún más descabellado ver que yo mismo me encuentro en ese dilema.


Descubrí Breaking Bad en 2013, en una clase de Proyecto Integrado en la que vimos el piloto. Me enganchó al instante y rápidamente me puse al día, semanas antes del estreno del último capítulo. Ese día, nada más terminar de comer tras un día de instituto, me fui directo a disfrutar de 'Felina' y acabé tan encantado que tuvieron que pasar muchos años hasta que 'Baby Blue' dejó de ser mi tono de llamada. Breaking Bad se convirtió en mi serie favorita y parte de culpa de que hoy, casi 10 años después, la siga considerando como tal la tiene la serie que la siguió tan solo 2 años después, Better Call Saul.


Una de las imágenes más famosas de la serie que inició este universo.



La moralidad en Breaking Bad

Como ya he comentado, vi Breaking Bad cuando aún estaba en el instituto, con todo lo que eso conlleva. Aunque en ese momento el Cine™ empezaba a interesarme, la realidad es que Breaking Bad me enamoró por la molonidad de sus personajes, los increíbles giros de guion y las impactantes escenas de acción. Aún estaba lejos de valorar como se merecen la pausa y el simbolismo de la dirección de Vince Gilligan, hecho que se refleja, por ejemplo, en lo poco que me gustó el famoso capítulo de la mosca. El desarrollo de personajes pasaba para mí a un segundo plano y algunos de los que hoy me encantan por cómo están escritos, como Skyler (Anna Gunn) o el propio Jesse Pinkman (Aaron Paul), podían llegar a caerme muy mal sólo por entorpecer los planes maestros de Heisenberg.


Cuando el espectador defiende a protagonistas moralmente cuestionables, se suele apelar a la inmadurez y la incomprensión de este y, aunque en mi caso fue una parte importante, considero que a veces es culpa de cómo son tratados estos personajes por sus propios escritores. Walter White empieza muy pronto a ser un personaje cuestionable, pero la serie siempre se encarga de que haya otros aún peores para que nunca dejes de estar del lado de su protagonista. Ni siquiera en su final, Heisenberg sufre el castigo que se merecía y muere bajo sus propios términos. Obviamente, es absurdo pensar en cambiarle la personalidad al personaje interpretado por Bryan Cranston, pero estoy seguro de que Vince Gilligan enfocaría algunas cosas de otra forma si rehiciese la serie hoy. De hecho, recientemente ha comentado en una entrevista que cada vez siente menos simpatía por el protagonista de Breaking Bad.


Uno de los principales temas que tienen en común Better Call Saul y su predecesora es cómo las decisiones tienen consecuencias en nosotros mismos y en los que nos rodean, pero en ambas series esto se refleja de formas sustancialmente distintas. En ese sentido, creo que Vince Gilligan ha madurado tanto como creador como yo lo he hecho como espectador desde que se estrenó la serie que le lanzó a la fama.



El poder de las decisiones en Better Call Saul

Con la incorporación como co-showrunner de Peter Gould (creador de Saul Goodman), Vince Gilligan consigue que nos identifiquemos mucho más con los personajes de esta serie que de lo que jamás lo hicimos con los de Breaking Bad. Esto se debe en gran parte a que, aunque el lado más 'breakingbadiano' ganaría peso con el paso de las temporadas, el conflicto de las primeras está muy centrado en el apartado legal y en la relación entre Jimmy McGill (Bob Odenkirk) y su hermano Chuck (Michael McKean), algo mucho más terrenal. Además, estos personajes son mucho más grises y, exceptuando obviamente a los miembros del cártel, no llegan a cruzar líneas imperdonables como ocurría tan asiduamente en su predecesora. Incluso dentro del cártel, nos encontramos con personajes como Nacho (Michael Mando) y el ya conocido Mike (Jonathan Banks), personajes por los que llegamos a sentir lástima al descubrir que se arrepienten de las decisiones pasadas que les han llevado a esta situación inescapable.


Desde las primeras temporadas podemos ver cómo los actos de Jimmy McGill tienen muchas más consecuencias que las que sufría Walter. Mientras que este último conseguía alejar a su alter ego malvado de su familia hasta las últimas temporadas, Saul Goodman está muy presente desde el principio en todas las facetas de la vida del abogado. Su hostilidad (no sin motivo) hacia Chuck y su predisposición a la triquiñuela le llevan a alejarse poco a poco del camino "correcto". Con el paso de las temporadas, esa actitud terminará por meterle de lleno en la guerra entre los Salamanca y Gus Fring (Giancarlo Esposito), guerra que acabaría por quitarle de su lado a la persona que más amaba.


Al igual que ocurría con Walter, quieres que a Jimmy le salgan las cosas bien incluso cuando estas están al margen de la legalidad. No sólo eso, durante toda la serie disfrutamos de cómo el abogado se sale con la suya siempre que quiere. Pero eso empieza a cambiar a medida que avanza la relación entre Jimmy y Kim Wexler (Rhea Seehorn). La relación entre estos dos se va forjando desde la primera temporada y, cuando llegamos al final de la quinta, hemos visto todas sus idas y venidas. Conocemos todos sus secretos, incluso los que no se cuentan entre ellos. Sabemos lo mucho que se quieren, pero sobre todo sabemos lo malos que son el uno para el otro. Este punto de la serie es demoledor y la mirada de Saul tras ver el gesto de Kim nos lo confirma.


La mirada de Jimmy no presagia nada bueno.


Toda la primera mitad de la última temporada se vuelve tremendamente incómoda pues, aunque Howard (Patrick Fabian) y su continua perfección han podido ser un poco insoportables, sabemos que no se merece lo que le tienen preparados nuestros protagonistas. En muchos momentos deseé que ambos fuesen detenidos y no solo por salvar a Howard, sino también por salvarse ellos mismos de cruzar la línea que les condenaría. Al final, es Lalo Salamanca (Tony Dalton) el que se encarga de recordarles la máxima de esta serie.



Afrontar las consecuencias

Better Call Saul es una serie increíble por muchos motivos, pero el que más mérito tiene es que encuentra el equilibrio entre ser una precuela impecable de Breaking Bad y desarrollar como se merece a la pareja protagonista. Se podría decir que ambas partes llegan a su clímax en el combo de capítulos que va desde el 6x07 al 6x09. En estos capítulos, Vince Gilligan y Peter Gould no solo resuelven el enfrentamiento entre Lalo y Gustavo que llevábamos esperando desde que el sobrino de Héctor Salamanca (Mark Margolis) apareció, sino que, en una demostración de maestría al guion, dan a Jimmy un último golpe que termina por transformarlo en Saul Goodman. Y lo mejor es que dejan aún 4 episodios para cerrar la trama de Gene Takovic tras lo ocurrido en Breaking Bad.


He de decir que el tramo final de la serie me parece un poco caótico en su estructura, saltando entre momentos que ocurren durante Breaking Bad y otros que ocurren tras esta, pero la verdad es que esas escenas inéditas aportan mucho al personaje de Jimmy McGill.


En antítesis a lo visto en su predecesora, en la que Walter tuvo enemigos a los que derrotar hasta el último momento, en el final de Better Call Saul se podría decir que el "villano" es el propio Saul Goodman. Este debe afrontar las consecuencias de sus actos como no hicieron ni Heisenberg ni Jesse Pinkman (aunque a este se lo perdonamos por todo lo que sufrió). Lalo le obligó a lidiar con las secuelas de la muerte de Howard y la consecuente marcha de Kim, pero no es hasta el final de la serie que Saul decide afrontar las consecuencias por sí mismo.


En los primeros capítulos de este epílogo, Saul Goodman rápidamente se deshace de Gene Takovic y trata de recuperar el color de su vida volviendo a sus chanchullos habituales, pero es atrapado en el intento. Con su astucia característica consigue reducir al mínimo su condena y todo parece indicar que nuestro querido abogado conseguirá salirse con la suya una vez más. Hasta que Kim reaparece y lo cambia todo. En este momento, Jimmy decide abrazar y exagerar todos los cargos de los que se le acusa en la jugada más 'Saul Goodman' de su vida. Con esto, nuestro protagonista se deshace para siempre de esa identidad y recupera el nombre de Jimmy McGill y todo lo que ello significa. Con este nombre, decide aceptar el castigo que durante tanto tiempo había estado esquivando, sabiendo que solo así podría llegar a merecerse el amor de Kim.


El único color de la vida de Gene Takovic sigue siendo su etapa como Saul Goodman.


Alguien podría preguntarse si la propia Kim recibe un castigo acorde a sus decisiones y, teniendo en cuenta que nunca llegó a entrar del todo en la vida criminal, la decisión de abandonar su sueño en la abogacía me parece una condena más que suficiente.


Better Call Saul es una serie que va de Jimmy McGill y sus errores y, aunque esté muy salpicada por elementos de Breaking Bad, esta parte nunca llega a desplazar al verdadero corazón de la serie. Por eso el final no llega cuando Jimmy se transforma en Saul Goodman, sino cuando este deja por fin de serlo. Y eso, Vince Gilligan y Peter Gould lo tenían clarísimo al crear a Gene Takovic en la primera escena de esta serie.


El viaje que forman estas tres obras es increíble.


Después de escribir esta entrada, aún no soy capaz de decir que Better Call Saul haya superado a su predecesora. Quizás no he madurado lo suficiente o quizás, simplemente, Breaking Bad sea ya demasiado importante en mi vida. Lo único que sé es que lo que ha conseguido Vince Gilligan con su universo es algo irrepetible y que siempre formará parte de mí.



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