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  • Iván Delgado Sánchez

Review de Joker



A raíz de haber visto The Boys, esta entrada iba a tratar sobre las luces y sombras de los superhéroes y las múltiples interpretaciones de ellos en los diferentes medios. Conforme se acercaba el estreno de Joker y a medida que el debate a su alrededor crecía (incitado en gran parte por las declaraciones de su director), mi intención fue virando hacia el estudio de la ética en el cine y la responsabilidad de los cineastas a la hora de mostrar actos inmorales en pantalla. Finalmente, y tras haber visto la controvertida película, me he decidido simplemente por hablar de ella y salpicar la reseña con todo lo mencionado previamente. Desde que se anunció la cinta, la polémica estaba más que servida. El director elegido para llevarla a cabo era nada más y nada menos que Todd Phillips, conocido principalmente por haber dirigido la trilogía de Resacón en las Vegas. A priori, esta elección apuntaba a una película que exploraría la faceta más divertida del Príncipe Payaso del Crimen, pero nada más lejos de la realidad. Los primeros detalles la definían como una película de orígenes situada en los años 80, fuera de la continuidad del DCEU, en la que además no se iba a dejar ver Batman. Todos estos elementos parecían indicar que la cinta optaría por un acercamiento más *oscuro*, algo que personalmente me parecía un paso atrás tras haber podido disfrutar en los últimos años de películas tan comiqueras como Spider-man: Un nuevo universo, Vengadores: Endgame o Aquaman y ¡Shazam! de la propia Warner Bros. A pesar de la dirección que parecía tomar la obra, el trailer dejó buenas sensaciones y, aunque con complejos, las secuencias mostradas sugerían al menos una buena película con el Joker como protagonista.


Con esta imagen aviso de que la crítica contendrá alto contenido memético.


Todo empezó a truncarse con las continuas declaraciones de Phillips en los medios y algunas de las impresiones tras su estreno en el Festival de Venecia. Arthur Fleck (que así se llamaría el risueño personaje en esta película) apuntaba a ser no solo el protagonista sino el héroe de la historia, con algunas de las críticas colocándolo como un referente del creciente movimiento incel. Por si no fuera peligroso de por sí el hecho de justificar actos de odio y violencia en el cine, los precedentes del personaje confirmaban que se trataba de un caso especialmente peliagudo. El Joker había sido la inspiración del asesino de la masacre de Aurora, en la que un hombre se disfrazó del personaje y acabó con la vida de múltiples personas en una sala de cine en la que proyectaban El caballero oscuro: La leyenda renace. Todo esto llevó a que las autoridades estadounidenses se mantuvieran en alerta ante posibles situaciones similares.


Obviamente, esta situación no es tan extrema (quién sabe por qué) en los países que no tienen acceso legal a armas, pero crear un personaje que sirva de altavoz para estos grupos misóginos y racistas tiene consecuencias delicadas en cualquier país. Se ha hablado mucho de la responsabilidad de los autores a la hora de mostrar en sus obras personajes de moralidades ambiguas o directamente problemáticas, pero para mí la solución siempre ha sido evidente: dejar claro que lo que hacen esos personajes está mal, sin más. Y esto no es algo nuevo, tenemos buenos ejemplos recientes como Walter White en Breaking Bad o Hannibal Lecter, protagonistas muy interesantes que en ningún momento se muestran como modelos de conducta. Otra posibilidad distinta la tenemos en las películas de John Wick o Tarantino, que aunque suelen mostrar personajes moralmente cuestionables utilizan una violencia desmesurada y casi absurda como sustitutivo del típico cartelito de "por favor, no hacer esto en casa".


El problema llega cuando, por no dejar descontento a nadie, todo lo que cuentas en tu película es tan ambiguo que puedes hacer la lectura que más te interese de los actos del protagonista. Y desgraciadamente, esta es la línea que decidió seguir Todd Phillips a la hora de dirigir Joker. Aunque no se moja en ninguno de los aspectos que trata la cinta, esta indeterminación es especialmente palpable en la cara política de la obra. La película acaba con el Joker como el líder (involuntario) de una revolución del proletariado, una idea claramente progresista que choca de lleno con el razonamiento incel que lleva a cabo la cinta al justificar la violencia del protagonista porque 'la sociedad lo ha tratado mal'.


El Joker de Ledger tampoco fue el más fiel, pero al menos fue un buen personaje.


Podría parecer que la intención del director era hacer una crítica a un sistema roto como el de la Gotham de la cinta, un sistema que mediante el menosprecio y el maltrato termina obligando al débil a dejar atrás todo ápice de humanidad y tomar las armas, pero hasta eso lo hace mal. En un movimiento a mi parecer bastante cobarde, Phillips decide hacer de Arthur Fleck un enfermo mental desde el inicio de la película, cargándole el muerto a este grupo social en vez de atreverse a mostrar la caída en desgracia de un hombre normal y alejándose de cualquier amago de evolución que pudiese tener el personaje.


Todas estas fallas retratan a Phillips como el tipo de director que realmente es: un cineasta mediocre con aires de grandeza que, inspirado por la filmografía de Scorsese, se lanza a reinventar el género de superhéroes, pero acaba haciendo una cinta que no solo no reinventa nada sino que se queda en un mix mal formulado entre Taxi Driver y El rey de la comedia. Y os preguntaréis, ¿entonces por qué está recibiendo una crítica apabullante si se trata de una película tan desastrosa? Pues básicamente porque ante todo, Todd es un tío astuto que sabe qué teclas tocar para que la gente sienta su cinta como Cine™. El encuadre, los tonos sepiáceos e incluso la banda sonora poco ostentosa son elementos elegidos a la perfección para recordarte a obras consideradas por casi cualquier persona como buen cine. Es un estilo de dirección muy reconocible con solo un par de escenas, pero no es más que una careta como la que el propio Joker lleva durante parte de la película.


El original superó a la parodia de @andres_trasado.


Dejando atrás ya los problemas más técnicos y argumentales de la obra, me gustaría pararme un poco en el que es para mí el fallo de base de la misma, y es el hecho de que, aunque su título sea Joker, la película no trata sobre él, es un personaje totalmente nuevo. Siempre he sido defensor de las adaptaciones libres de un medio a otro (porque si quieres la obra original ya tienes la obra original), pero también defiendo que tienes que saber mantener los elementos que hacen a ese personaje lo que son en el material inicial. Si hay dos cosas que definen al némesis de Batman son su carencia de un origen definido y su inclinación por sembrar el caos sin una motivación mayor que la de llamar la atención del Caballero de Gotham. Lo primero ya de por sí es un inconveniente para esta película, pues intenta darle al personaje una excusa para ser quien es, desprendiéndolo de ese aura casi sobrenatural que le rodeaba. Es en parte culpa de esta humanización por lo que Arthur Fleck nunca llega a completar su transformación en el Joker, pues sus acciones están siempre motivadas por el daño que ha sufrido en el pasado y la búsqueda de venganza.


Todd Phillips ha dejado claro en más de una ocasión que su cinta no era una película de cómics para niños y que solo utilizaba el nombre de Joker como reclamo y para poder colarle a Warner y al público algo más allá que una mera película de superhéroes. Pero como todo en esta película es una verdad a medias y el director se las ingenia para meter un nuevo refrito del asesinato de los Wayne además de pequeñas menciones a los cómics metidas con calzador.


La reseña llega a su fin y no he dicho nada bueno de la cinta así que me limitaré a remarcar el largamente aplaudido papel de Joaquin Phoenix sobre el que descansa todo el peso de la historia, y la interesante banda sonora de Hildur Gudnadóttir que aunque no consigue silenciar los múltiples errores de la obra hace un gran trabajo. Y es que humanizar al villano más inhumano de los cómics no es tarea fácil, y el director de Resacón en las Vegas no iba a conseguirlo.


Por si no te cansaste de ver bailar a Phoenix en la peli, aquí lo tienes otra vez.

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