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  • Iván Delgado Sánchez

No dejes de tocar



No sabía quién era Damien Chazelle hasta hace muy poco. Es decir, había oído hablar de La La Land y Whiplash pero no sabía quién estaba detrás de ellas. Esto cambió hace unas semanas cuando descubrí que era un director que con tan solo 30 años había conseguido colarse dos veces entre los nominados al Óscar a mejor película en solamente tres años. Sentí mucha curiosidad, y decidí verme ambas, ya que no había tenido la suerte de ver Whiplash en su momento.


Las dos películas que le han dado la fama a Chazelle son muy distintas pero a su vez tienen muchas cosas en común que parecen ir definiendo el estilo del joven director. Aunque solo La La Land puede considerarse un musical, ambas tienen como tema principal la música o por lo menos, es lo que parece. Pero lo cierto es que las dos películas tratan de perseguir tus sueños más allá de cualquier cosa y La La Land lo deja claro desde su primera canción, 'Another Day of Sun'.


Whiplash va de un batería que está estudiando en una escuela de música y lucha por ser uno de los grandes del jazz. La La Land trata sobre una pareja que se conoce en Hollywood y cómo afecta la persecución de sus respectivos sueños a su relación. Parecidos razonables, ¿eh? Pero no os dejéis engañar porque el hecho de que traten temas tan parecidos de formas tan distintas las hacen aún mejores películas.


Creo que, a pesar de que los tres personajes logran sus objetivos, el propio director muestra su postura a través de las acciones de los mismos. Me explico: en Whiplash, Andrew Neiman (Miles Teller) en todo momento es mostrado como un obseso, que pierde la salud mental poco a poco llegando al culmen de locura en el apoteósico final. Durante toda la película estás viendo que está perdiendo la cabeza y aunque el final deje caer que acabaría cumpliendo su sueño, sabes que lo ha hecho no está del todo bien, que ha perdido demasiado en el camino.

Escena de la película Whiplash que muestra la desesperación de Andrew Neiman.


En La La Land en cambio, aunque los personajes no dejan de perseguir sus sueños, en ningún momento dan la sensación de tener una obsesión enfermiza. Simplemente quieren alcanzarlos para sentirse llenos, porque es lo que han querido desde pequeños. Tanto Mia (Emma Stone) como Sebastian (Ryan Gosling) dejan escapar al amor de su vida pero consiguen rehacer sus vidas y no terminan por perder tanto porque se han visto completados al alcanzar su sueño. Aunque la escena final nos deje con la miel en los labios.


Y esta es una de las grandes diferencias entre ambas películas. Andrew busca desde el principio ser el mejor, dejar huella en la historia del jazz. Este sueño es muy ambicioso y es lo que le lleva a la locura. Los sueños de los protagonistas de La La Land (ser actriz y abrir un bar de jazz, respectivamente) son sueños sanos y realistas, dentro de lo que cabe, y por ello deja una mejor sensación al ver que los alcanzan sin haberles costado tanto conseguirlos.


Escena de la película La La Land. No, al final estos dos no acaban juntos.

Es por eso que son películas muy distintas en cuanto al enfoque de este tema y Chazelle refleja perfectamente su punto de vista en ambas películas al darle a Whiplash un toque más pesimista y desenfrenado y a La La Land una visión más romántica y utópica.


Hay otros muchos aspectos que me gustaría comentar de estas dos películas pero eso lo dejaré para otro post.

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